La cocina del Mercao

Este es un libro sencillo en el que se recoge un poco de historia de las sociedades gastronómicas y sobre todo de nuestra sociedad: “El Mercao”. Se ha pensado principalmente en los socios y en recoger aquí un poco de nuestra historia y de nuestras actividades para que no solo quede en nuestra memoria, y podamos compartir con otros nuestras vivencias y sobre todo nuestros ratos de recreo y descanso en base a la gastronomía. La mayoría de nosotros esperamos el encuentro de los viernes en nuestra Sociedad, donde pasar un rato distendido lejos de las preocupaciones de todos los días.

En cuanto a la estructura del libro, es muy sencilla. Se recoge un poquito de historia de las sociedades gastronómicas, nuestra Sociedad con sus estatutos, el reglamento de régimen interior, las actividades que realizamos, alguna anécdota y como no podía ser de otra manera un recetario de cocina en el que se recogen las recetas de algunos de los menús realizados por los diferentes equipos y socios a lo largo de un año.

Para completar el libro hemos añadido una serie de textos que nos aportan unas nociones teóricas fundamentales sobre las técnicas de cocina; se trata de informaciones útiles pero escritas con amenidad.

El libro está escrito con la mejor voluntad y sobre todo con mucha ilusión y todo el cariño.

Una dedicación especial a todos los socios de “El Mercao” que de una u otra forma han colaborado en que este libro sea una realidad.

http://sgelmercado.com/wp-content/uploads/2020/04/Libro-Sociedad-1-web.pdf

IMAGENES

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Quienes Somos

El Mercao

Sociedad gastronómica, idea y obra (nunca mejor dicho), de un reducido grupo de pequeños y medianos empresarios, en su mayoría relacionados con la construcción, que se conocían desde hacía años por coincidir en varias edificaciones en Zaragoza y su entorno. Con afinidades similares (el buen vino, la buena cocina y el mejor yantar, el fútbol, el baloncesto, los toros, las cartas, una canción mecida por la guitarra, la conversación distendida….), aquellos primeros promotores alumbraron la idea de buscar un local, acondicionarlo como sociedad gastronómica, y crear un entorno en el que reunirse a conversar con los demás socios, pero en el que también pudieran acoger a sus familiares y amigos los días en que quisieran festejarlos con una opípara comida o una sabrosa cena.

Comentaron la idea a amigos y conocidos, y finalmente entre los fundadores que se reunieron para firmar el acta constituyente en un restaurante de bandera (aún no había local, pero ya se tenía buen gusto), además de los ya mencionados se encontraron, entre otros, ingenieros, funcionarios, corredores de seguros, asesores fiscales, empresarios de la alimentación, industriales, hosteleros, y hasta algún abogado que aprendía su oficio buscando tres pies al gato entre los artículos de los estatutos.

Seleccionada y a medio acondicionar la sede, en la Calle Casta Álvarez 22-24, el nombre de la asociación vino sólo, pues desde la puerta de la «peña» se aprecia la fachada lateral del Mercado Central de Zaragoza, inmejorable lugar para encontrar los ingredientes que transformar en nuestros fogones.

Y de ahí nuestra peña gastronómica quedó bautizada como «El Mercao».

La empresa de un socio puso las cañerías, la de otro la pintura, otro el aire acondicionado, este instaló los extintores, aquél hizo las cuentas, y ese las verjas de puertas y ventanas. Uno ofertó el vino, el otro los seguros, y uno que había sido de la tuna de Arquitectos Técnicos de Barcelona, y que además de cantar bien, dibujaba mejor, nos hizo el «logo» de la asociación. Marca sin registrar, pero que está en los platos, en los ventanales, en los documentos, y en los delantales y placas con los que se premia al cocinero o cocineros del año (salvo un ejercicio que nadie hizo méritos suficientes).

Han pasado los años. Hemos celebrado comidas, cenas, fiestas de cumpleaños, comuniones, y aniversarios de la fundación de la peña…. y hasta uno de los socios más comprometidos compuso un himno con música de pasodoble aragonés, que todos entonamos en las ocasiones más señaladas. Pues además de cocinar y charlar, a varios de nosotros nos gusta cantar, hasta el punto de que contamos con un karaoke doméstico, donado por otro de los miembros de El Mercao.

Algunos se han ido, y han venido muchos, y la asociación ha crecido y se ha diversificado acogiendo profesionales liberales, agricultores, ganaderos, industriales, distribuidores, empresarios de la restauración, auditores, formadores… hasta llegar a una amplia variedad de socios, de diferentes edades, orígenes y actividades, lo que enrique las conversaciones y garantiza la amenidad de las sobremesas.

Pero lo mejor está por llegar.

 

Instalaciones

La sede

La sede de la Asociación Gastronómica el Mercao está en el número 22-24 de la Calle Casta Álvarez, a 100 metros del Mercado Central y de la línea del tranvía. Disponemos de dos plantas, con aire acondicionado y bomba de calor: la planta calle , en la que está la cocina y una de las zonas de mesas; y la bodega , con otra zona de mesas, chimenea y «rincón taurino» para jugar a las cartas. Nuestra cocina es de tipo industrial, mejor que la de muchos restaurantes, y en ella puedes preparar comidas para más de 40 personas (si te atreves).

Aunque puedes traer tus bebidas del exterior, de forma periódica se nos provee con una amplia variedad de vinos (Duero, Rioja, Somontano, Cavas, Champagnes…), licores (diversas ginebras, rones, vodkas, whisky …) y refrescos, que se guardan en el almacén anexo a la sociedad, pero que se pueden retirar de los armarios existentes en el interior.

Así mismo, cada socio dispone de una taquilla en la que puede guardar sus botellas, fiambreras, o alguna «lata» de «por si acaso». En caso necesario, sólidas mesas, sillas y bancos nos permiten acomodar a aproximadamente 80 personas sentadas.

 

Funcionamiento

Funcionamiento

Cada miembro tiene libre acceso a las instalaciones de la sociedad, para celebrar los eventos que desee con familia, amigos o clientes a los que quiera invitar en un entorno inmejorable. El único requisito es apuntarse previamente en el libro de reservas, y respetar la reserva anterior realizada por otro socio, salvo que el número de comensales de uno y otro haga compatible el uso conjunto de cocina y salones. Pueden coordinarse sin mucho problema tres cenas, de 10 a 20 personas cada una.

El socio puede utilizar los accesorios de la peña para preparar y servir los platos que prepare. Después, basta con retirar los manteles, y llevar al interior de la cocina los platos, vasos y cubiertos, vaciarlos, y apilarlos a la espera de que la señora de la limpieza se encargue de colocarlos en el lavavajillas.

Existen unos listados con los precios de las bebidas que se pueden retirar en la sociedad, así como el de otros conceptos (uso de la peña, por cada persona que asiste a una comida o cena; descorche de botellas si se traen las bebidas de fuera; mantel ….). Después de utilizar la sociedad, el socio cumplimenta un sobre reseñando todo lo que ha consumido, calcula el importe y, o bien introduce el dinero en metálico, o bien se limita a sumarlo y dejarlo en el buzón, para que se le cargue en la cuenta bancaria que haya facilitado al incorporarse a la asociación.

Por otro lado, y para atender los gastos fijos de la sociedad (suministros, señora de la limpieza, arrendamiento, seguros, etc…) abonamos una cuota mensual de aproximadamente 90 euros.

Todos los viernes, un equipo voluntario prepara la «comida social semanal», a la que nos apuntamos los socios interesados, junto con los invitados que queramos. El equipo de cada viernes decide el menú, y los costes de la comida son distribuidos por cabezas entre todos los asistentes.

El espíritu de El Mercao es que los propios socios cocinemos para nuestros familiares y amigos, o que, si cocina un tercero no miembro, el socio que organiza la comida o cena esté siempre presente para responsabilizarse. El uso de la asociación no se puede ceder a terceros no socios (aunque sean hermanos, primos, hijos o amigos).

Sin embargo, y previa comunicación a la Junta Directiva, se admite que celebremos comidas o cenas (familiares, de negocio o de empresa), en las que, en lugar de que el socio esté inmerso en los fogones y no pueda atender a sus invitados, pueda contratar a los cocineros o empresas de catering que la Junta Directiva ha seleccionado y autorizado, de manera que el socio se limite a abrirles para que preparen la comida, y pueda ausentarse de la sociedad hasta que acuda con los invitados.

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